Por qué la gestión de la GRC es cada vez más importante en todo el mundo

1. La confianza de los clientes es uno de los valores más importantes para cualquier empresa y debemos protegerla
   La confianza puede romperse fácilmente. Cuando las empresas infringen la normativa o los valores generalmente aceptados, suelen enfrentarse a una pérdida masiva de reputación. Los medios de comunicación no tardan en cubrir estas historias y estas se propagan instantáneamente a los clientes que, a través de las redes sociales, pueden contribuir a acrecentar su impacto tras verse decepcionados por el comportamiento negativo de una empresa. En una crisis, las empresas tienen poco tiempo para reaccionar con eficacia. Ser proactivo identificando y abordando los problemas desde el principio antes de que generen un impacto negativo en la reputación de cualquier empresa, es absolutamente clave.
2. Los inversores esperan que las empresas apliquen medidas de gestión de la GRC Los inversores confían su capital a las empresas con la esperanza de que estas les aporten valor. Buscan minimizar los riesgos en la medida de lo posible y, por tanto, esperan que las empresas tomen las precauciones adecuadas. Es fácil encontrar ejemplos negativos de empresas que han perdido la confianza de sus inversores. Así, por ejemplo, cuando el escándalo de Volkswagen sobre el diésel fue noticia, las acciones de dicha empresa cayeron casi un 50 % en pocos días. Estas tardaron 755 días en recuperar el valor a sus niveles anteriores.
3. Los empleados de la empresa son otro factor clave
   El éxito o el fracaso de una empresa depende de sus empleados. En un panorama en el que encontrar personal cualificado es escaso y la competencia para cubrir los puestos de trabajo es altísima, los empleados tienen una posición fuerte: aumentan las expectativas depositadas en su lugar de trabajo y esperan prácticas empresariales responsables. Gestionar bien el cumplimiento normativo en una empresa, pues, es clave a la hora de buscar personal cualificado.
4. Por último, los compliance officers y auditores están muy interesados en evitar las infracciones y mantener la estabilidad de los mercados
   Por ello, se centran cada vez más en ser transparentes y aplican nuevos mecanismos para lograrlo. Además, el número de normas que deben respetarse está aumentando en todo el mundo y, como consecuencia directa, se están endureciendo las sanciones por infringirlas. Así, por ejemplo, el nuevo Reglamento sobre el abuso del mercado (destinado a garantizar la transparencia de los mercados financieros europeos), estima sanciones de hasta el 15 % de las ventas de una empresa en el caso de cometer infracciones relativas a la legislación sobre información privilegiada.

Con o sin regulación, cada vez más empresas se han dado cuenta de que necesitan adaptarse e invertir en este ámbito. Un estudio de Gartner lo confirma, señalando que la demanda de soluciones de software en cumplimiento normativo experimentará un fuerte crecimiento.

Para las empresas, hacer una buena gestión del compliance supone una tarea adicional. Hay que tener en cuenta la normativa existente y tomar las medidas adecuadas para cumplirla. Eso incluye conocer una serie de directrices nacionales e internacionales que también deben seguirse. En efecto, la UE aún no tiene normas uniformes en todos los temas y ello da lugar a que los Estados miembros actúen de forma dispar entre sí. Saber bien cómo se aplica cada norma en cada país es un reto, especialmente para las empresas con actividad internacional. Es este aspecto, los departamentos jurídicos y de cumplimiento normativo tienen mucho trabajo por delante. Sin embargo, este es un esfuerzo que merece la pena, sobre todo a la vista de las estrictas sanciones que acechan. A algunas empresas les interesará saber que en ciertos países (por ejemplo, Francia y el Reino Unido), existen sistemas eficaces de gestión del compliance que ayudan a disminuir los daños legales y la incriminación de las empresas ante el incumplimiento normativo. El Tribunal Federal de Justicia de Alemania (BGH) también confirmó este “efecto reductor de las sanciones” en una sentencia judicial del año pasado.